La escucha activa: el camino para una comunicación efectiva

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La escucha activa es uno de los elementos fundamentales para el desarrollo de los miembros de nuestras organizaciones y para lograr equipos altamente eficaces. La información que recibimos de nuestro entorno es de vital importancia para la toma de decisiones, el trabajo en equipo y para un liderazgo adecuado, pero también para nuestras relaciones personales más valiosas.

Nuestro diálogo interno, extraer conclusiones rápidas o juzgar precipitadamente pueden convertirse en grandes enemigos para ello. De manera inicial simple, estos podrían ser algunos de los principales factores que influyen negativamente en la escucha activa.

La escucha activa se basa en comprender lo que la otra persona nos dice de una manera profunda y en hacerle saber que verdaderamente la estamos atendiendo para lograr la conexión necesaria y una comunicación de calidad.

Hoy hablaremos de aspectos de cómo llevar a un nivel superior la escucha con dos puntos claves que nos permitirán no solo recopilar información valiosa y reducir los conflictos sino facilitar relaciones honestas, efectivas y sanas.

El estado y la actitud:

«A las personas no les trastornan las cosas en sí, sino la visión que se hace de ellas».

EPICETO

Observar sin evaluar. A menudo el diálogo interno nos distrae, bien porque estamos inmersos en nuestra cascada de pensamientos rutinarios derivada del alto ritmo cotidiano o porque, sin más, sacamos conclusiones precipitadas derivadas de la experiencia. Estamos acostumbradas/os a etiquetar como buenas o malas la mayoría de las circunstancias. Esto emana de un legado cultural, experiencial y filosófico y es en parte normal porque simplificar nos ayuda a ser eficientes. Comprender que entre los extremos hay una gran escala de colores nos permite desarrollar nuestra empatía y escucha activa.

Emitir un juicio, comparar y/o etiquetar a la persona mientras escuchamos nos aleja de comprender verdaderamente la situación por la que esa persona transita, independientemente de si estamos de acuerdo o no. El ego tampoco es de gran ayuda, especialmente en los conflictos, puesto que su respuesta habitual es posicionarnos en un rol que nos impide comprender todos los escenarios posibles desplazando la asertividad. Preguntarnos… ¿qué necesidad esencial no se está cubriendo en mí? es clave para transmutarlo y adecuarlo en estos casos.

Tomar consciencia de nuestro estado actual de emociones o sentimientos e identificarlos para que su intensidad no nos lleve al embargo emocional es clave.

Una vez tenidos en cuenta estos aspectos, poner la atención en el interlocutor será el siguiente paso para poner en práctica la escucha activa. Entrenar este aspecto es fácil, siempre y cuando se haga desde la compasión, es decir, desde la empatía y disposición activa para la ayuda.

El lenguaje no verbal y la mirada:

El investigador Albert Mehrabian descompuso en porcentajes el impacto de un mensaje: un 7 % es verbal, un 38 % es vocal (tono, matices y otras características) y un 55 % es lenguaje gestual y corporal, por lo que las palabras toman la importancia justa.

El contacto visual es muy importante y, aunque no debe ser permanente, sí es cierto que aproximadamente el 65 % de éste facilita la conexión profunda entre ambos interlocutores. Tener poco contacto visual puede ser interpretado como un síntoma de ocultación, desinterés o desconfianza, por lo que el triángulo formado entre ojos y nariz es una buena manera de tener puntos alternativos de visión y reduce el riesgo de que pueda transformarse en una mirada intimidatoria o incómoda.

Una apertura postural, con brazos y piernas descruzados, también le transmitirá al interlocutor nuestra disponibilidad a la escucha y ayudará a generar confianza.

Parece obvio, pero lo hacemos demasiado poco, apoyarnos en gestos como asentir con la cabeza o frases como «entiendo» o «continúa» hará entender de manera indirecta a nuestro interlocutor nuestro interés y comprensión.

La escucha activa asume un conjunto de aspectos de autoconsciencia y técnicos que nos aleja de la mecanicidad y nos acerca como humanidad. Incluyendo estos aspectos en nuestro día a día y poniendo atención desde la mente de principiante lograremos mejorar, sin duda, en muchos aspectos de nuestra vida.

«Seamos el cambio que queremos ver en el mundo».

Mahatma Gandhi

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Diego Rodríguez Justo

Consultor Estratégico Corporativo. Coach ICC, Mentor y Formador