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El cambio constante, presente en nuestra cotidianidad, ofrece un panorama de inestabilidad que puede generar sensación de desorden y desorientación. Esta nueva realidad, precisa de una capacidad de adaptación continua que las estructuras organizativas rígidas, que se venían empleando en una gran parte del tejido empresarial, no poseen. Conocer las nuevas tendencias en el desarrollo de la organización empresarial, es uno de los caminos para no encontrarnos con la obsolescencia y el fracaso de nuestro negocio.
La globalización de la economía, los cambios en la tecnología y comunicación, la crisis económica, los cambios de las exigencias y características de la clientela, y las necesidades y aspiraciones de los equipos de trabajo, entre otros factores, exigen poner un mayor énfasis en los sistemas organizativos de las empresas.