La motivación reúne aquellos factores internos y externos que impulsan a las personas a pasar a la acción, fijarse metas y trabajar para alcanzarlas. Por tanto, la motivación laboral consiste en el proceso de estimular a un individuo para que realice acciones que satisfagan las necesidades imperantes, enfocadas en la consecución de objetivos.

Una persona trabajadora feliz es más productiva, colabora más y se ausenta menos, mientras que una descontenta, puede perjudicar la dinámica de los equipos, puesto que introducen sensación de inseguridad, una comunicación deficiente y apatía.

Diseñar un plan de desarrollo profesional, mejorar la comunicación, reconocer los logros, impulsar la formación y generar un entorno laboral de apoyo, son algunos de los recursos que permiten disponer de equipos de trabajo de alto rendimiento, enfocados en la satisfacción del cliente, con una actitud proactiva e innovadora que impulsa el crecimiento individual y a la vez de la organización..